DEPENDE
El reloj se ha parado
sus manecillas negras y perfectas
nunca darán las doce,
petrificado está en minutos del pasado,
inmóviles y pequeños granos de arena.
Los muebles ya no chirriarán,
ya no hay personas
que doblen sus láminas de madera
ya no hay pomo
que guarde el paño y el mantel
que guarde la cubertería, las sábanas
que habra el armario de las maletas.
Las lámparas no iluminan los ventanales
ahora solo dan luz tenue,
han dejado de hacer
de las sombras sus artes.
El agua ya no corre por los grifos,
se han secado sus canales
gruñe molesto y frío
aquel que un día fue
un húmedo desagüe.
Y crujen los escalones,
de esta vieja escalera
que sienten el peso de la casa
sobre sus débiles y roídas piernas.
Qué es la casa sin gente;
qué es el sol sin verano y primavera,
minutos del futuro, vacíos, sin sentido,
inmóviles granos de arena.
SuperBerna
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